Aprender a identificar y expresar nuestras emociones es uno de los retos más importantes que tenemos todas las personas. Controlar los momentos de rabia y tristeza es, sin duda, un desafío y por eso, no es de extrañarnos que para los niños y niñas lo sea aún más.
Por eso, queremos brindarles algunas pequeñas recomendaciones que pueden ayudar en el proceso de enseñanza de las emociones a los más pequeños:
El primero y más importante, sé un ejemplo a seguir.
Sí, los niños y niñas imitan y hacen lo que ven en sus padres. Por eso, es importante que puedas hablar de forma honesta sobre tus sentimientos con ellos y decirles que es fundamental poder decir lo que sentimos para dejar ir con más facilidad esas emociones. Recuerda que aquellos sentimientos que no expresamos pueden provocar enfermedades en nuestro cuerpo.
Permítele sentir.
Por supuesto que una rabieta es difícil de controlar, pero quedarte a su lado, apoyarlo y sentir empatía porque aún no tiene otra manera de expresar lo que siente, les permitirá a ambos sentirse en un espacio seguro. Cuando esté pasando por una situación así, dile que entiendes que se sienta así, que es normal y que pronto se sentirá mejor.
¡Pónle nombre a las emociones!
A veces creemos que las únicas emociones que sentimos son rabia y felicidad, pero hay muchas más como: frustración, emoción, alegría, desesperación, tristeza, exaltación, etc. Conocer las emociones y saber cómo se llaman les permitirá a los niños y niñas expresar mejor lo que sienten y a ustedes poder entenderlos mejor.
Llorar es de fuertes
Uno de los mitos que debemos empezar acabar es que “llorar es para débiles”, porque muy al contrario de eso, llorar nos permite soltar las emociones negativas, nos libera y es una forma sana de expresar la tristeza, la rabia, e incluso la alegría desmedida.
Es fundamental que reconozcamos que cada sentimiento hace parte de nosotros, que todos son importantes y nos están indicando algo importante de lo que nos gusta y lo que no. Esperamos que estas recomendaciones te hayan gustado y recuerda que la paciencia y la empatía son claves en la relación con los más chicos.