Existen muchas cosas que nos pueden impedir actuar, aunque dentro de nuestro corazón esté la llama del servicio y de la acción. En la gran mayoría de personas, esa llama ha sido extinguida por el miedo, la pereza, la comodidad, la ignorancia o las creencias limitantes con las que nos han programado. Hay otras personas que actúan sólo ante el dolor humano, ante circunstancias difíciles, por lo que realmente están reaccionando por culpa, pesar o remordimiento, más no actuando.
Para lograr romper esos paradigmas, lo primero que tenemos que hacer es identificar y desenmascarar el miedo que hay detrás de cada creencia limitante que nos impide actuar.
Quiero entonces que recapacites hacia tu interior y pienses si en el pasado has llegado a tener un llamado de tu corazón para ayudar a los demás y no has actuado, que analices detenidamente la razón por lo que no lo has hecho. Tal vez has soñado con tener una fundación, o ser voluntario dentro de un proyecto, o invertir tu dinero en una obra social, o simplemente ayudar a un ser indefenso que vive cerca de ti. Si no lo has hecho y a través del tiempo te has sentido mal por no actuar, quiero que en silencio identifiques qué es lo que te ha sucedido, porque siempre detrás de todo, encontrarás un miedo camuflado. Por esa razón, siempre has postergado, y has embolatado la idea de ayudar, pero muy dentro de ti ella sigue latente y cada vez te hace sentir más incómodo y triste.
Tuve una paciente que llegó a uno de mis retiros medicada, víctima de una depresión profunda. Cuando ella empezó a auto observarse y mirar de dónde venía esa frustración, esa depresión y ese vacío tan grande que trataba de llenarlo con antidepresivos y alcohol, encontró la respuesta a su depresión. Lo que descubrió fue que tenía una gran frustración porque desde que era pequeña sabía perfectamente que quería ayudar a los niños abandonados en las calles, y que a pesar de tener mucho dinero, una buena posición social, y todas las posibilidades de hacerlo, no lo había hecho.
Ella vió cómo el tiempo había pasado y lo había desperdiciado desde que era una niña, porque por escuchar lo que los demás le decían negativamente acerca de ayudar a los demás, ella había dejado de actuar y eso la entristecía. Ella escuchó durante muchos años a su familia y amigos cercanos que le decían que no era el momento de ayudar, que esperara un poco, que era muy joven, o que no le correspondía a ella ayudar, que era peligroso, y eso hizo que cogiera el vicio de postergar. Esto le daba al principio un falso alivio, pero después de posponer interminablemente, se generó en ella un gran desgaste emocional y fue allí cuando apareció la culpa, la frustración, la angustia y posteriormente la depresión, hasta que finalmente entendió que el miedo camuflado y enmascarado sutilmente, era lo que no la había dejado actuar.
Te invito entonces a que analices fríamente qué es lo que no te deja actuar y te está llevando a aplazarlo, para que puedas comenzar a cambiar esa creencia y a realizar un plan que te lleve a dar el paso a hacer realidad ese sueño y el llamado de tu corazón a ayudar a otros.
Por eso, si has estado esperando el día ideal, el momento perfecto, la situación y la gente adecuada para dar, quiero decirte, que ese día ideal nunca va a llegar. Es hoy, aquí y ahora en el que puedes elegir salir de ese círculo vicioso de la postergación y darle un nuevo aire y sentido a tu vida.
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