Un joven quería ingresar a la universidad y fue citado a entrevista con el director de la carrera. La única pregunta fue:
¿En qué quiere trabajar dentro de 10 años?
Realmente no quiero trabajar, dijo el joven echando su espalda hacia el respaldo de la silla y llevando su mano derecha al mentón. El trabajo es un esfuerzo remunerado, y cuando uno hace lo que le gusta, no se cansa tanto, así que no es un esfuerzo. Yo no quiero trabajar, yo quiero dedicarme a hacer publicidad, a crear cosas, a que me paguen por soñar con mundos nuevos, a darle momentos de emoción y alegría a las personas. Quiero ser publicista.
Así como en el ejemplo, nuestra percepción del mundo puede tener uno u otro enfoque, el joven del ejemplo se centraba en el disfrute por hacer lo que le gusta más que por la remuneración o porque le implicara un esfuerzo o una incomodidad hacerlo. Pero también podríamos entender el mundo como un estado permanente de alerta por el resultado, por la adrenalina de ver crecer nuestra cuenta bancaria o por correr más rápido o recibir reconocimiento por la excelencia.
Hay dos maneras de entender la vida y en los dos casos debemos buscar siempre que nuestro entorno esté alineado con ese camino, pero ¿Cómo saber cuál es ese camino?
«Cuando uno hace lo que le gusta no se cansa tanto», no se cansa porque logró identificar su enfoque y rol ideal en su vida. ¿Y a ti qué te gusta más, el proceso o el resultado?
Historia de grandeza: Toda meta tiene su proceso
¡Ponle ritmo a tus días! Las metas que tenemos en nuestra vida son muy importantes, pero disfrutar el camino y ser felices mientras las logramos es fundamental para nuestro bienestar. Aquí te contamos cuál es la fórmula para la felicidad en el trabajo